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Les Ballets Jazz de Montréal

Descripción

Una compañía de danza puede ser una institución – y después de 40 años es de hecho en lo que BJM se ha convertido -El Ballet Jazz de Montréal- pero ante todo, se trata de un organismo, y como cualquier organismo, envejece. Salvo que, a diferencia del común de los mortales, envejecer, para uno compañía de baile, es un motivo de alegría más que una fuente de ansiedad. En el precario mundo de las artes escénicas, donde las compañías, hasta las más exitosas, nacen y desaparecen, la longevidad es en sí una gran realización.

El BJM ha superado los más serios obstáculos estando siempre alertas, flexibles y abiertos a los cambios, sin dejar de ser fiel a la profunda convicción de que la danza, interpretada con pasión, posee el poder de encarnar el espíritu humano y elevarlo. Al contrario de lo que las críticas han a veces afirmado, eso no significa que el BJM sea una simple compañía popular, “a feel-good company”. Junto a los ballets modernos, optimistas y muy enérgicos que componen su repertorio, que cuenta con casi 120 obras, están las creaciones vanguardistas y desestabilizadoras que estimulan el espíritu y los sentidos. Sin embargo, es cierto que el Ballet Jazz de Montreal, más allá de su repertorio, está animado por el deseo de comunicar algo que sea verdad, de conmover a las personas y representar la danza como una fuerza positiva en nuestras vidas.

La compañía se incorpora en el año 1972 con el nombre de Ballet-Jazz Contemporáneo y el 22 de enero de 1973, un lunes nevoso, hace su debut oficial en el Teatro del Nuevo Mundo de Montreal. El BJM del 2012 es, a pesar de su vínculo genético, una compañía muy diferente a la de 1972. Es una compañía actual, compuesta por bailarines particularmente fascinantes que interpretan obras inimaginables hace 40 años. Sin embargo, en 1972, El Ballet Jazz de Montreal está en perfecta sincronía con el espíritu de su tiempo.

El Ballet Jazz de Montreal aparece en escena en una época en la que la danza en Montreal está esencialmente dividida entre el clasicismo del Gran Ballet Canadiense de Ludmilla Chiriaeff y las imperiosas exploraciones modernistas de las compañías más recientes, como las del Grupo Nouvelle Aire y el Grupo de la Plaza Real. El Ballet Jazz, identificado desde el primer como una compañía de amplio público, expone un punto de vista refrescante, dinámico y diferente.

UN TEXTO DE MICHAEL CRABB.

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